Un guapo y/o ruin en Barahona

By El Barahonero martes, 2 de septiembre de 2014 12 comments
Para el año 2003 llegué a Barahona desde el estado de New York, vine en esa ocasión a mi pueblo para buscar una casa y mudarme con mi esposa actual, quien en ese mismo mes, diciembre, había parido nuestra primera hija, a quien bautizamos con el nombre de América.  La niña nació con problemas, ya que le faltó oxigeno al momento de nacer y su cerebro se afectó.

Kirssi, mi esposa, luego de ver varias casas que no nos convenían por diferentes razones encontró una que era la perfecta, la casa estaba casi nueva y el vecindario parecía el ideal, tranquilo y no había mucho transito.  Hablamos con el administrador del inmueble, hicimos un contrato, pagamos y para el 31 de diciembre de ese año ya estábamos viviendo en la casa.

Pasaron unos días y todo iba muy bien, la tranquilidad del barrio era excelente y encontramos muy buenos vecinos colindantes con la casa donde vivíamos.  Pero con el inicio de las clases en las escuelas, luego de las vacaciones de diciembre, se inició un problema que en sus inicios no pensé que fuera ha pasar a mayores y que era cuestión de comunicación:  Un chófer recogió a un niño para llevarlo a su colegio casi al frente de donde vivíamos, el tipo tocaba la bocina de  su minibus insistentemente, y la bocina parecía la de un camión Mack.

El primer día que ocurrió el escándalo mi niña se asustó, tuvo intento de convulsión, pero se calmó.  Al yo no ver lo que pasaba en la calle pensé que era algo fortuito y no le di mayor importancia.  Al otro día la cosa fue peor, el tipo tocó bocina de una forma exagerada y sin ninguna consideración.  América brincó de una forma que me partió el alma, empezó a convulsionar y tuvimos que salir para el hospital rápidamente, allí duramos casi todo el día, hasta que a un doctor se le ocurrió ponerle un calmante y se tranquilizó.

Regresamos a la casa ya cuando entraba la noche, la niña dormía, pero se veía muy frágil y daba la impresión de que se pondría mal en cualquier momento.  Esa noche dormimos poco velándole el sueño a nuestra criatura.  Al otro día, a las siete y pico de la mañana, volvió el tipo con el mismo escándalo, la niña y yo brincamos al mismo tiempo, ella empezó a llorar y yo corrí hacia la puerta de la calle ha llamar la atención del ruidoso.

Le grité:  -"Amigo, oiga, amigo"-.  El joven sacó la cabeza del minibús y le dije.  -"Amigo, haga el favor y no toque bocina, es que tengo una hija que se pone mala cada vez que escucha tu bocina, ayer tuvimos que pasar el día en el hospital con ella por el susto que se llevó con el escándalo que hiciste"-.  El tipo sin más ni menos me dijo:  -"Váyase a la mierda, que yo ando trabajando"-.  El muchacho arrancó y yo entré a la casa para ver como estaba la niña, quien estaba muy nerviosa e incomoda.

Como a los quince minutos oigo un vehículo en la misma puerta de mi casa tocando bocina, el chófer fue y buscó a su padre, quien era el dueño del minibus, y éste se paró en la misma puerta de donde vivíamos a tocar bocina, aquello me sorprendió, ya que no me lo esperaba.  Fui y me enganché la pistola al cinto y salí a confrontar al hombre.  Cuando salgo el hombre, con cara de pocos amigos me vocifera:  -"Tú lo que eres es un buen mierda, tú no tienes que decirnos a nosotros lo que tenemos que hacer, buen mierda".

Camino hacia el portón de hierro, cuando lo estoy abriendo el tipo arranca y le grito, ya un poco alterado:  -"Venga, no se retire para que me diga en mi cara lo que estás voceando"-.  El hombre dio la vuelta, me pasó por el lado y yo le hacía señas para que se detenga, siguió y fue a detenerse en la esquina, paró el vehículo en medio de la intersección y vino hacia mí con muy malas intenciones en su cara.  Cuando estuvo cerca y vio la pistola me gritó:  -"Ah, por eso es que tú privas en guapo, por la pistolita esa".

Le respondí:  -"Venga, que si ese es el problema lo resolvemos ahora mismo"-.  Ya algunos vecinos, al oír el escándalo, habían salido.  Saqué la pistola y se la pasé a don Juan, un señor mayor y buena gente que vivía justo al lado de nosotros.  Cuando el hombre me vio sin el arma me fue encima, era guapo el tipo, me tiró un puñetazo y moví la cadera y la cabeza a un lado de donde venía el golpe, su puño me pasó zumbando por la frente, di un paso hacia la espalda del agresor y lo dejé que pase de largo, cuando me situé detrás de él le eché mano por la nuca, le hice fuerza hacia el piso y lo arrodillé.

Me dicen que, en ese instante "borré" y no me acuerdo de lo que pasó en los próximos cinco minutos, le di con el codo, le di puñetazos en la nuca, por la espalda, le daba patadas por todos lados, que por último le daba como si estuviera tratando de prender una pasola.  Recuperé la conciencia cuando oí los gritos de mi mujer que me voceó:  -"Cuidado papi, que viene gente con palos y piedras"-.  Solté al hombre y cuando busqué de donde venía la voz de mi esposa la vi con la pistola en la mano, apuntando hacia el aire y tratando de disparar, apretaba el gatillo, pero el arma no disparaba.

Corrí hacia ella, le quité la pistola y me di cuenta que estaba encasquillada, le saqué la bala y cuando miré a mi alrededor vi que venía mucha gente hacia nosotros, hombres, mujeres, jóvenes y hasta niños, la familia de esta gente era muy larga, luego supe que ellos estaban acostumbrados a pelear con los vecinos y luego le caían entre todos y los hacían mudar del barrio, tenían una dictadura barrial, los apunté con el arma haciendo en forma del movimiento de un abanico; un hermano del hombre venía con dos grandes piedras y lo encañoné a la cara y le dije que soltara las piedras y levantara las manos, el hombre obedeció instantáneamente, cosa que me ayudó a controlar los demás.

Algunos buenos vecinos intervinieron y la cosa se calmó un poco; al hombre lo recogieron del piso y se paró como si estuviera borracho, lo paraban y se desgonzaba, parecía un muñeco de trapo, tenía la nariz, barbilla y frente en carne viva, los ojos los tenía volteados hacia atrás, reconozco que cuando lo miré bien me asusté un poco, pensé que el tipo se moría.  Ellos le pusieron atención a su baja, mi esposa y yo nos metimos a la casa.  Pasaron unos treinta minutos y pensábamos que ya todo había pasado, pero llegó un vehículo a la puerta de la casa, era la policía.

Un teniente, sargento y un raso se pararon en la puerta de mi casa y me llamaban:  -"El hombre, don, el hombre es la policía, salga un momento por favor"-.  Salí e inmediatamente me dijeron que les abriera la puerta, tenían caras de matones, les dije que para entrar a mi casa debían tener una orden de un juez, me respondieron que sí, pero que les abriera que era solo para hablar conmigo, les dije que si me tenían que decir algo que me lo dijeran desde fuera.  El teniente se retiro de la puerta y se fue a la acera del frente, donde habló, me dijeron luego, con una hija del hombre dueño del minibus que le pegaba cuernos al marido con el teniente.

Luego de esa conversación el teniente volvió a la puerta y cambió de estrategia, me dijo que solo querían comprobar que yo no había disparado la pistola, ya que los vecinos habían llamado a la policía diciendo que alguien estaba disparando.  Los dejé entrar y les mostré la pistola, el teniente la olió por el cañón y le dijo a los otros:  -"Esta pistola huele como si nunca la han disparado, está nuevecita"-.  En eso suena el radio que tenía el teniente en su bolsillo y una vos le dice:  -"Teniente, teniente, teniente cambio, shhhhh shhhh shhh, que dice el coronel que traigan al ciudadano, que aquí hay un hombre herido que puso una querella, cambio"-.  Ok, ok, vamos hacia allá, respondió el teniente mirándome con una sonrisa de satisfacción que no pudo disimular.

De inmediato me dijo:  -"Familia, acompáñenos al cuartel,  que el coronel quiere hablar con usted"-.  La estrategia le funcionó al teniente y no me quedó de otra que acompañarlos.  Cuando llegamos al cuartel me llevaron a una oficina, cuando entré allí estaba el coronel Arturo Nin rodeado por el hombre de la bocina y sus familiares, cuando entré y miré a mi alrededor me sentí rodeado por los indios del Viejo Oeste.  Cuando el coronel me ve bien dice:  -"Y el problema es contigo Rafelín, yo no creo que todo lo que este hombre ha dicho aquí sea verdad, ya que te conozco de toda la vida".

El hombre y sus familiares se echaron para atrás todos a una y como si fuera una coreografía de Michael Jackson.  El coronel se para de la silla, da la vuelta al escritorio y me abraza, diciendo:  -"Mi hermano, cuanto tiempo sin verte, te mandé a traer porque este hombre y su familia vinieron aquí ha querellarse y me dijeron que lo golpeaste de abuso, que los trataste de matar con una pistola y que tiraste muchos tiros, que no hubo una matanza porque ellos esquivaron los disparos, ¿Qué tienes que decir en tu defensa?  Ah, pero tú también estas herido"-.  Dijo eso mirando un lado de mi cara donde tenía una cortadura que ni siquiera me di cuenta como pasó, era como un arañazo profundo.

Le conté al coronel lo que había pasado, mientras yo hablaba el hombre y su familia parecían hundirse en sus asientos, conté como pasó todo con lujo de detalles, lo que pasó con mi niña, Etc., el coronel se indignó y les dijo:  -"La verdad que ustedes son unos sinvergüenzas, vinieron aquí ha poner una querella y decir todo lo contrario de lo que pasó; Rafelín, ve al hospital y busca un certificado médico por esa cortadura que tienes en un lado de la cara, que este hombre trajo uno y quiere que te metan preso a como dé lugar, teniente, llévelo".

Fuimos al hospital, un doctor me examinó y me otorgó un certificado médico.  Regresé al cuartel, entregué el certificado al coronel y este dijo, guiñándome un ojo:  -"Sargento, tranque a estos hombres en la preventiva hasta el lunes".  Ese día era viernes y si nos trancaban tendríamos que esperar hasta el lunes para que nos llevaran al tribunal.  El hombre abrió los ojos como bolas de billar, obviamente asustado, ya que nos pondrían en la misma celda por un par de días.  Yo me reí y empecé a quitarme la correa, lo que asustó más al necio.

En eso entró mi papá, Rafael Cuello (Ñoño), a la oficina, cuando el hombre lo vio dijo:  -"Oh Ñoño y quién te avisó mi hermano"-.  Mi papá lo abrazó y le miró la cara un tanto sorprendido por los golpes y peladuras que el tipo tenía en su cara, además estaba sucio de tierra y sangre, parecía que le había pasado un tren por encima, mi padre le dijo:  -"No, hermano, yo no sabía que tú estabas aquí, vine porque me llamaron que me hijo Rafelín había tenido problemas con un vecino abusador que lo fue a provocar a su casa, el hombre hizo como que se desmallaba, tuvieron que sujetarlo, y dijo un murmullo que se entendió como esto:  -"Ñoño, mi hermano, no me digas que este muchacho es hijo tuyo"-.  Mi papá le respondió:  -"Sí, mi hermano, ese muchacho es mi hijo, no me digas que eres tú el del problema con él, tú que eres mi hermano de toda la vida, que trabajamos juntos en el ingenio y que disfrutamos tantos tragos juntos".

El hombre obviamente conmovido dijo:  -"Perdóname Ñoño, yo no sabía que él era tu hijo, todo fue culpa mía y de mi hijo que provocó esta situación.  Coronel, suéltelo, que todo fue culpa mía"-.  El coronel se paró de la silla más indignado aún y le dijo:  -"Él nunca ha estado preso para soltarlo, me di cuenta desde que llegó que todo era una patraña suya, yo conozco a Rafelín desde que eramos niños, un tío de él tiene dos hijas con mi hermana mayor y yo sé la clase de gente que él es, lo que usted decía aquí en su ausencia no combinaba con el hombre que yo conozco y que entró por esa puerta, ahora el que está preso es usted por abusador".

Hubo que hablar tres idiomas para convencer al coronel para que no tranque al hombre, mi papá fue quien lo convenció para que lo dejara ir.  Ese día salimos del cuartel, llegué a mi casa y encontré a los familiares del hombre amotinados en los alrededores de mi casa, ellos todavía no sabían lo que pasó en el cuartel.  En eso llegó el minibus del hombre con él dentro, todos sus familiares corrieron hacia el vehículo como ha buscar instrucciones para entrarme de nuevo, hubo como un silencio, como si les estuvieran contando lo que pasó.  La gente se calmó, se fueron replegando, entré a mi casa y mi esposa me dijo:  -"Rafael, y ahora que vamos a hacer, Papá Juan, el buen vecino de al lado, me dijo que esa gente son malísimos, que cuando se cogen con una gente lo hacen mudar del barrio"-.  Cuando le conté lo que había sucedido en el cuartel se calmó.

Esa gente jamás se volvieron a meter con nosotros, nunca más volvieron a tocar bocina ni en el frente de su casa, sus hijos mayores me encontraron en la calle y me pidieron excusas: el hombre cuando cruzaba por el frente de mi casa lo hacía por la acera del frente.  Los vecinos hicieron fila para agradecerme que haya puesto a esos abusadores en su puesto.  Pasaron unos meses, mi esposa había estudiado medicina en la UASD, tenía la carrera muy adelantada, y una sobrina del abusador se enfermó, la madre la dio una pela de palos porque la muchacha tenía malestares y vomitaba constantemente, la mujer creía que la jovencita estaba embarazada, la llevaron al hospital y la despacharon recetándole Diclofenac para el dolor.  La vieja seguía "chiva". 

Ese mismo día la muchacha se paró en la puerta de nuestra casa porque no podía caminar con un dolor abdominal y en una pierna, mi esposa salió y la vio llorando, le hizo un par de preguntas que la joven respondió, e inmediatamente Kirssi le dijo:  -"Corre para el hospital y dile al doctor de turno que tienes una peritonitis, que hay que operarte de emergencia"-.  Mi mujer le llamó un concho que estaba en la esquina, le pagó y le dijo que la llevara al hospital de emergencia.  Ese mismo día operaron la muchacha.  Unos días después fueron la muchacha y su madre a nuestra casa, nos pidieron perdón por lo que había sucedido hacía un tiempo y para agradecernos que le habíamos salvado la vida a la muchacha.  Un tiempo después el padre de la muchacha, el hermano del abusador, el que encañoné en el pleito porque venía con unas piedras ha agredirme, se comió unas galletas que habían botado en un colmado de su hermana en el Mercado Público de Barahona, porque las habían comido parcialmente los ratones, murió de leptospirosis.

Unos meses luego del abuso de la bocina una vecina del abusador lo acusó de que había tratado de violar a una niña de nueve años, el hombre fue arrestado y estuvo preso por unos meses, el decía que era inocente y la mujer y la niña lo acusaban.  Fueron varias veces a juicio y, dicen los vecinos, por una patraña soltaron al hombre.   Les cuento estas historia para que ustedes vean como es la vida y las consecuencias de un abuso, de las acciones de un guapo, cobarde y ruin, esto parece una contradicción, pero esta historia demuestra lo contrario.  Han pasado los años, jamás volvimos a tener problemas con esa gente, ni con nadie en el vecindario.  Hoy en día ya mi hija está grande y solo convulsiona cada dos o tes años, ya está en la escuela y vive una vida casi normal.  El hombre recoge unos niños frente a nuestra casa y al día de hoy no ha vuelto a tocar bocina, parece que aprendió la lección.  Un guapo y/o ruin siempre termina mal y la verdad flota como el corcho, ley de vida.
¡¡¡LA VERDAD SIN INSULTOS!!!
(HRCV) 

  

Sharing is sexy

Related posts

12 comentarios for this post

  1. Los Barahoneros tenemos fama de ser "Guapos", creo que el mayor valor que se puede tener ante una confrontancion es elegir el camino del dialogo. Si el joven desde un principio hubiese elegido el camino del ranozamiento esa situacion se hubiese evitado.Eso amigo Hector me recuerda la triste historia de un amigo que su padre tenia fama de ser un "guapazo",de dar golpizas a los hombres, ante un pleito de unos de sus hijos, este fue a buscar a su padre para que lo defendiera y el padre resulto muerto de un estocada producida por un hombre mucho menor que el. No te meciono el apellido del fallecido por respeto al amigo pero se trato de una persona muy conocida en todo Barahona. Para mi y sin que esto sea cobardia, el valiente es quien logra evitar un pleito conteniendo su puño y usar el sentido comun.
    Alex.

  2. Alex, estoy de acuerdo contigo; la provocación que sufrí fue tan grande que me vi obligado a responder como era debido.
    Recuerdo el caso del señor que mencionas, el hombre le gustaba dar galletas y abusar con los infelices, él era rifero y prestamista. El otro día el hijo de él, causante de su muerte, me iba a chocar, trató de doblar por la izquierda en una esquina y yo iba por mi derecha, cuando le reclamé que tuviera cuidado me insultó, lo seguí hasta su casa, cerca de donde estábamos, y le dije: ¿Tú sabes bien lo que le pasa a los guapos, verdad? Bajo del vehículo, bajo la cabeza y se metió para su casa sin decir palabra.
    Gracias por tu comentario, un abrazo y que Dios te bendiga.

  3. Wao, que buen relato. Men, yo creo que tu debes de hacer un libro-ensayo de las cosas que te han sucedido porque desde que comienzo a leer no puedo parar hasta terminar por lo interesante que se pone en cada parrafo.
    En este caso, los hijos de Dios nunca pierden una batalla.
    Un abrazo.

  4. Muy interesante tu relato primo. Abrazos

  5. Bueno tremenda historia, esta manana habia leido el encabezado en FB (desde el celular) y me dije esa no me la pierdo esta noche cuando este en casa. Lo triste de esa situacion es que pudo haber arruinado para siempre tu vida o la del "abusador", el cual hay que reconocerle tiene un gran respeto a tu padre, y lo digo porque en esas situaciones a veces se van de las manos y pudo haber uno o mas muertos y ya despues de ahi nada vuelve a ser igual. Suerte que el Poderoso metio la mano y todo volvio a sus niveles pero creeme, esa historia pudo haber tenido otro final.

    Por situaciones como esa se de conocidos que quisieran volver al pais y no se atreven, porque no se sienten seguros (sobretodo por los hijos). Es una lastima que abunde tanto la ignorancia porque en el fondo esa es la causante de todos esos males.

  6. Jakakajajajaj. Disculpa que me ría, pero es que el guapo casi siempre cae en grupo.tremenda lección que le diste.y le salió el tiro por la culata y como decimos nosotros de cualquier y agua vieja sale tremendo alacrán. Un abrazo y bendiciones.

  7. saludos hermano ,rafelin buen relato como dijo un comentario ,pero yo como el coronel nin habia pensado lo mismo sobre usted y familia ,y que bueno dios dejo que eso se arreglara dios nos cuide y siempre creo en ti

  8. Gracias Trinidad. Escribimos estas historias de la vida real para llevar un mensaje a los jóvenes y compoblanos.
    Un abrazo y que Dios te bendiga.

  9. Gracias primo Federico. Un abrazo y que Dios te bendiga.

  10. Juanml, gracias por seguir nuestros humildes trabajos. Creo que Dios metió su mano para que no ocurriera una desgracia, ya que se dieron todas las probabilidades para que así ocurriera.
    Un abrazo y que Dios te bendiga.

  11. Altagracia, no tienes que pedir permiso en este medio para reírte ni para dar tu opinión, ustedes son los dueños del mismo.
    Un abrazo y que Dios te bendiga.

  12. Naco, gracias por tus palabras y por el apoyo de siempre.
    Un abrazo y que Dios te bendiga.

Entra

vuelos baratos Directorio de Paginas Web Calcular PageRank directorio Livio.com Portal Dominicano. Directorio My Zimbio