Abogado Julio Cury presenta nuevas oficinas del bufete Inteligencia Legal
SANTO DOMINGO. – Juristas, abogados, exjueces, políticos, empresarios, congresistas, funcionarios, periodistas y amigos, acompañaron al doctor y escritor Julio Cury a la apertura de las nuevas oficinas de su firma de abogados Julio Cury/Inteligencia Legal, ubicadas en la avenida Abraham Lincoln esquina Sarasota.
En una hermosa velada, los amigos del jurista asistieron a la nueva casa que albergará más de un centenar de colaboradores, en un acoger ambiente del antiguo edificio de la Librería Thesaurus, el cual fue remodelado para recibir a la cartera de clientes que asiste Cury, luego de abandonar la anterior y tradicional oficina.
Entre anécdotas y remembranzas de sus relacionados, Cury contó el esfuerzo que hizo para la mudanza de su oficina profesional, que ahora es más acogedora y espaciosa.
La actividad tuvo la bendición de la pastora Sarah Gronau de Jiménez, y posteriormente, el ex presidente de la República, ingeniero Hipólito Mejía, corte de la cinta para abrir las puertas del bufete legal junto a la familia de Cury.
Ex jueces de la Suprema Corte de Justicia, miembros de la Junta Central Electoral, de la asociaciones de hoteles, representantes artísticos, comunicadores y un centenar de amigos del abogado constitucionalista y experto en Derecho Civil y Comercial, dijeron presente al cóctel para dar la bienvenida a su nuevo hogar laboral, en el que Cury expresó que “aunque me parece que transcurrieron con pies de plomo, lo cierto es que durante poco más de 22 años laboré en la casa que mi padre, con sacrificio, adquirió en 1984 en la calle Manuel Rodríguez Objío, allá en Gascue, que entonces era, o al menos eso creo, el centro de la ciudad”.
Dijo que no le fue fácil abandonar aquella oficina y que tuvo que derribar las puertas de los recuerdos, “y de no haber sido por el apoyo emocional que me ofrecieron mi esposa Laura y doña Ana, la esposa de mi padre, todavía seguiría allá”.
Agradecido del respaldo, sostuvo que aquella oficina cumplió felizmente su misión, pero que era hora de acercarla a sus clientes, y ganado por esa esperanza, que según Oscar Wilde, es un cheque que los hombres giran contra un banco donde no tienen cuenta, “me dispuse mudarla”. Agregó que como no hay goce alguno, si no se comparte con los demás, presenta las nuevas instalaciones a sus amigos y clientes.
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