Un viaje en barco a Puerto Rico y dos historias (1)

By El Barahonero lunes, 20 de noviembre de 2017 0 comments
Por primera vez viajamos en el Ferries a la isla de Puerto Rico, el viaje fue un tanto largo, pero agradable, la verdad es que uno se divierte hablando con la gente y con las diferentes amenidades que ofrece el barco.

En esta travesía viajé en un asiento reservado, esto es en una cabina un poco parecida a un avión de pasajeros, pero mucho más amplia.  Allí hicimos un "coro" de pasajeros, esto que les cuento ocurrió en el viaje de regreso a República Dominicana, una par de pasajeros nos entretuvieron contándonos historias tristes y graciosas a la vez, aunque esto suene contradictorio.  Aquí les va la primera:

Josefa llegó a Puerto Rico hace 45 años, enseguida que llegó empezó a trabajar y al día de hoy todavía no para.  Cuenta ella que a dos años de estar en Puerto Rico regresó a su pueblo en el Este de República Dominicana, porque se sentía sola y quería una pareja de su país.  Corrió con suerte y a los pocos días de llegar al lar nativo conoció a Felipe, un hombre, según ella, tranquilo y muy buen mozo.

Se casaron, luego ella regresó a la Isla e inició el proceso de "hacerle los papeles" a su esposo.  Ella regresó a su tierra varias veces para juntarse con su marido hasta que le salió la residencia y el hombre se fue a vivir con ella a Puerto Rico.  Allí ella siguió trabajando como loca y él lo cogía suave.  Así vivieron juntos por unos 40 años.

Hace un par de meses ella regresó a casa del trabajo, abrió la puerta de su hogar y todo estaba tranquilo, se quitó los zapatos, se puso unas chancletas y colocó una greca en la estufa para hacer café; cuando se dirigía a la habitación principal alguien tocó a la puerta, ella abrió y frente a ella aparecieron un par de jóvenes con uniformes de para-médico. Uno de ellos le dijo a la señora que desde ese lugar alguien había llamado al 911, ella sorprendida dijo que no, que ella no había llamado a ningún lado, ellos insistieron y Josefa insistía en decir que no.

Uno de los jóvenes se dio cuenta que la señora tenía ropa de trabajo y le preguntó si ella acababa de llegar de la calle y ella respondió que sí, a lo que el joven le pidió que chequeara en la habitación para ver si otra persona estaba enferma en la casa y había llamado al 911, cuenta la señora que ahí ella se asustó porque se acordó que su esposo estaba en la casa, cuando entró a la habitación encontró a Felipe tirado en el piso.

Dice la doña que el hombre, que hasta ese día había sido un tipo sano, parecía un pez fuera dela gua, movía la boca como si estuviera buscando aire.  Los para-médicos enseguida se le subieron en encima  y, cuenta la señora, que le dieron como setenta maniguetas, lo "jompiaron" con unos cables varias veces y el hombre nada de responder, dice ella de forma muy jocosa y un tanto triste:  -"Mi marido de tantos años firmó con Toronto".

Al ver que la señora como que se acongojó le pregunté:  -"¿Doña Josefa, en qué trabajaba su esposo?"-.  y ella me respondió:  -"En nada, el lo que era lindo"-.  Rápidamente ella me dijo que en su maleta llevaba las cenizas de Felipe para que la familia de él la conserven, ya que ellos querían que ella llevara el cadáver para ellos enterrarlo, pero que eso costaba mucho dinero y él no dejo ni siquiera un huevo de avestruz.  Finalmente ella nos dijo:  -"Él nunca dio un golpe ni de karate, él nada más era lindo"-. Entonces puso su cara entre las manos y no sé si la doña reía o lloraba.
¡¡¡LA VERDAD SIN INSULTOS!!!
(HRCV) Sharing is sexy

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