Un tumbe matrimonial

By El Barahonero sábado, 25 de octubre de 2014 6 comments
Él, maestro albañil, ella, maestra de escuela, tienen toda una vida juntos; él es unos quince años mayor que ella.  Ya los hijos están grandes y son independientes.  Josefa, ese es el nombre de la maestra, siempre ha sido una esposa y madre abnegada.  Marino, el esposo, todo el tiempo ha vivido su vida, desobligado, mujeriego y borracho.  Durante los primeros veinte años del matrimonio la maestra tuvo que hacer mil malabares para mantener el hogar, mientras el marido trabajaba y todo lo gastaba en mujeres, ron y comilonas.

Pasaron los años y los hijos crecieron, unos estudiaron y otros no, pero ya todos trabajan y son independientes.  Tienen sus familias, pero tienen que ayudar a su madre, que no gana lo suficiente para mantenerse con el sueldo de maestra, el padre sigue igual de irresponsable y no ayuda a la esposa.  Siempre trabaja, gana miles de pesos, pero todo lo bota en la calle parrandeando con los amigos y mujeres.  Hace un tiempo los hijos le pusieron un pequeño colmado a la madre y el padre se lo tomó poco a poco, lo quebró.

Hace cosa de un año Marino hizo un gran trabajo, construyó un edificio lo que le produjo una ganancia de unos doscientos mil pesos, él pidió al ingeniero de la obra que le pagara una parte del dinero semanalmente y la otra se la diera junta al finalizar el trabajo.  Cuando concluyó la obra el ingeniero le entregó un cheque al hombre por unos ciento veinticinco mil pesos.  Éste, con toda la mala fe del mundo, no le dijo nada a la esposa, se fue al banco y cambió el cheque.

Ese mismo día se fue a Vicente Noble donde un compadre y allí armó una fiesta de apaga y vámonos.  El alcohol era de la mejor calidad, se rodeo de las mujeres más jóvenes y bellas del barrio, mandó a sacrificar un par de chivos para guisar uno y asar el otro.  La música era estridente, la gente bailaba y tomaba ron al mismo tiempo.  Sodoma y Gomorra eran un cuento de hadas delante de esa bacanal.  La fiesta iba por su segundo día y no había señales de que pararía.

Al compadre, dueño de la casa donde se originaba la fiesta, le remordió la conciencia, llamó a su comadre a Barahona y le informó que el compadre andaba por Vicente Noble, le contó lo del dinero, de la fiesta, las mujeres y todo, al final le dijo:  -"Y si usted quiere dígale al compadre que yo se lo dije, porque lo que está demás hasta Dios lo ve"-.  Un día después la fiesta terminó y Marino regresó a su casa borracho, parecía un gallo peleado, una baja de la gallera.

Cuando entró por la puerta del hogar la esposa lo esperó con las dos manos en la cintura y le dijo:  -"Qué bonito, tu parrandeando y yo aquí sin ni uno; ayer cortaron el cable, se debe la luz y aquí no hay ni que comer, dame para pagar las cuentas y hacer una compra"-.  El irresponsable volteó los ojos y con una sonrisa burlona en los labios le dijo:  "-Ya vienes tú ha azarar, donde encuentro dinero si todavía no me pagan, ese ingeniero es un abusador, no me molestes que me voy a acostar, estoy cansado".

El hombre entró a la habitación, se quitó los zapatos, la ropa, buscó en los bolsillos y sacó unos cincuenta mil pesos que le quedaron y los metió en un zapato, luego los tapó con una media.  La mujer esperó que el esposo empezara a roncar, entró al cuarto, buscó en los pantalones y no encontró nada, pero miró a los zapatos y recibió como un mensaje extrasensorial  que le indicó que buscara en ellos.  Requisó en el primer zapato y no había nada, luego en el segundo y bingo, ahí estaba el "premio".

La mujer inmediatamente se puso la ropa y salió a la calle.  Fue a la corporación de energía eléctrica y pagó la luz, fue a la compañía de cable y lo pagó, luego fue a una agencia donde debía una pasola que usaba para ir a trabajar y también la pagó, debía unos tres meses, ya estaba a punto de perderla.  Luego fue al supermercado y compró todo lo que se necesitaba en la casa.  Hacía años que Josefa no se sentía tan tranquila económicamente.

Marino se despertó al otro día en la tarde, la esposa cocinó arenque con plátanos, cuando él fue a la mesa y vio aquella comida le dieron ganas de vomitar por la resaca, tiró los platos y le dijo a la mujer por qué no le había hecho una sopa, la doña ripostó diciendo que porque no tenía dinero.  Ahí empezó una discusión donde la señora le exigía al marido que le diera dinero para pagar las cuentas, a lo que él contestó:  -"De donde diablos tu quieres que saque dinero, si no me han pagado y no tengo ni un centavo, lo tuyo nada más es dinero y dinero"-.   La mujer guardó silencio.

Marino entró al baño y se aseó, luego pasó a la habitación y se puso ropa limpia.  Pasaron unos cinco minutos cuando el hombre salió del cuarto como un ciclón, tenía los ojos como un búho, su rostro había cambiado de color, estaba pálido.  Con un zapato en la mano le reclamó a la esposa que donde estaba el dinero que la noche antes había puesto ahí, y señalaba el zapato;  ella le respondió que no le preguntara por dinero porque él le había dicho que no tenía un centavo para comprar comida ni pagar las cuentas de la casa, ¿cómo ahora me preguntas por dinero?, le increpó la mujer.

La discusión por el dinero se prolongó por el resto del día y parte de la noche.  El hombre daba vueltas como un león enjaulado, buscaba dentro de los zapatos de forma seguida, levantó el colchón varias veces y buscaba por todos lados como un loco.  Cuando vio que el dinero no aparecía se le arrodillo a la mujer rogándole que se lo devolviera, ella insistía que no sabía de dinero.   Al otro día el hombre se levantó temprano y salió, regresando al hogar con una citación de un juez de paz para que la señora se presentara al otro día a su despacho para una conciliación.

Al día siguiente se levantaron, se alistaron y en la pasola de ella se dirigieron al tribunal; en el trayecto el hombre trataba de convencer a la doña proponiendo que le devolviera el dinero y que se fueran a un motel ha pasar un buen rato, a lo que Josefa le contestó:  -"Tú nunca me has llevado a un motel en lo que tenemos casados, si yo tuviera el dinero me fuera a un motel, pero no contigo"-.  El hombre por poco se cae de la pasola cuando escuchó aquello.  Guardó silencio, se sentía como si le habían dado un puñetazo en "la boca del estomago".

Llegaron al tribunal, los hicieron pasar delante del juez y fiscal.  El juez le preguntó a la señora si había tomado el dinero y ella contestó que no, explicándole que el hombre era un irresponsable, que así había sido durante los años que llevaban casados, que cobraba el dinero de sus trabajos y todo se lo tomaba y que no la ayudaba.  Le contó lo que había pasado unos días antes, que se había ido a parrandear con sus amigos y que ella no tenía ni para comer, que llegó borracho y que ella le pidió para pagar las cuentas y él le había dicho que no tenía un centavo.

El juez miró al hombre y le preguntó si lo que la mujer decía era verdad y se negó, dijo que siempre la había ayudado y que ese dinero una parte era para ella.  El juez le creía más a la mujer, pero era la palabra de ella contra la de él.  A continuación ocurrió algo que cambió el curso del caso, la profesora dijo que tenía prueba de que el hombre le había dicho que no tenía dinero, el juez le pidió la mostrara, la mujer sacó su celular y puso la conversación que habían tenido donde Marino le decía que no le habían pagado y que no tenía un centavo.  ¡Viva la tecnología!

Al hombre cuando escuchó su voz diciendo aquello le dio un soponcio y quedó mudo, el juez y fiscal lo miraron, no tuvieron que decir palabra alguna.  El marido irresponsable se paró, salió de la oficina en silencio, se subieron ambos en la pasola y llegaron a la casa sin decir palabra.  En el hogar el hombre seguía mudo, prendió la televisión y vio que había cable, en la mesa vio el recibo de la luz con un sello que decía:  pago.   En una se paró y fue a la nevera y vio que había de todo, la cerró en silencio, fue a la cocina donde la doña le hacía una rica sopa de varias carnes, la miró y solo atinó a decir:  -"¡Coño, me tumbaste!".
¡¡¡LA VERDAD SIN INSULTOS!!!
(HRCV) Sharing is sexy

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6 comentarios for this post

  1. RAFELIN:Que bueno que le dieran ese tumbe,a ese buen abusador,para que aprendas hacer responsable.mi senora y yo nos reimos muchisimos con esta historia.esperando que sigas publicando mas...

  2. Ovidio, creo, al igual que ustedes, que está bien tumbao el fatal por privar en tigre con su esposa. Que bueno esta historia los hizo reír, para eso la publicamos.
    Un saludo para ti y tu querida esposa. Un abrazo y que Dios les bendiga.

  3. Jajajajaja, buen relato y todavia mejor el final, ojala esos casos siempre terminen de esa forma, estuvieramos en un mundo mejor!

  4. Juanml, gracias por tus palabras. La intención al escribir estas historias es llevar una momento de alegría a nuestros lectores y un mensaje positivo.
    Un abrazo y que Dios te bendiga.


  5. altagracia Lugo feliz
    9:24 p. m., noviembre 17, 2014

    Ja jajajajajajajaja bien hecho y debió darle un par de pecosa por abusador Y hablador.eso me recuerda alguien de mi infancia,nunca tenía un peso.pero para ir a los cara dales nunca le faltaba.

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