Querido profesor

Sr. Yorik Rafael Piña:


Quiero tomar este momento para expresarle mi gratitud por todo lo que usted hizo por mi hace treinta y cinco años. Por aquellos años yo estaba solo y desorientado, mi papá vivía en New York, y mi mamá en la capital, yo vivía en Barahona.
En esos tiempos turbulentos usted me acogió como un hijo, me inscribió en su colegio, Fernando Arturo de Meriño, sin pagar un centavo, y sembró en mí la semilla de la verdad, del amor al prójimo y del amor a la patria. Tuvimos algunos inconvenientes, producto de mi rebeldia de esos días, pero usted siempre supo corregirme de la mejor manera.
De usted aprendí la compasión por el prójimo, ha luchar por mí gente y mí comunidad, sino fuera por la semilla que usted sembró en mí, hace treinta y cinco años, yo no estuviera haciendo lo que hago hoy.
Usted es el responsable de mí espíritu de lucha. Usted me enseñó que hay que ofrendarlo todo por Dios, por la patria y por el prójimo.
Hace unos días recibí su correo electrónico y me sentí realizado, sus palabras de aprobación a la lucha que estoy librando por un Barahona mejor me llenaron de bríos y de animo para seguir luchando por mi gente.
Querido profesor, desde hace años estoy tratando de imitar su don de gente, su amor al prójimo y, lo más importante, su amor por la patria. Debo confesarle que imitarlo es más difícil de lo que pensé, pero seguiré tratando de emularlo hasta el último aliento de vida.
Nunca tendré dinero suficiente para pagarle lo que usted hizo por mi, eso no se paga con dinero, sino haciendo lo que usted me enseñó.
¡Bendición PAPÁ!


Héctor Rafael Cuello (Rafelín).
¡¡¡LA VERDAD SIN INSULTOS!!!
(HRCV) Sharing is sexy