El hambre y los políticos nuevos ricos dominicanos

Héctor Rafelín Cuello...

Desde hace muchos años acostumbro a pasar hambre todos los días de mi vida, ¿por qué hago eso?  Es simple, el que no pasa hambre se le olvidan los estragos que causa esta en los hombres y, por consiguiente, te vuelves indolente ante el hambre y la miseria ajena.  Por lo antes dicho es que muchos dominicanos nuevos ricos son tan indolentes con los pobres y los desprecian.  Cuando un político funcionario se hace de unos millones deja de pasar hambre por años, y cuando un pobre le pide para comer éste lo desprecia y lo ignora porque no sabe lo que es el hambre, es que hace mucho se le olvidó por tener tanto, si él supiera o se acordará lo que duele el hambre de seguro ayudara a todo el que pida por ella. 

Esos nuevos ricos, principalmente los que han hecho fortuna con el dinero del pueblo, ven a los pobres como un estorbo y se sienten superiores a ellos porque, contrario a los infelices, ellos lograron hacer fortuna rápida y abundantemente.  Si los presidentes de la República, sus funcionarios, alcaldes y congresistas pasaran hambre por lo menos un par de horas al día fueran más condescendientes con los pobres y no los despreciaran como hacen la mayoría de los antes mencionados con los infelices cuando se les acercan solicitando una dádiva para saciar el hambre crónica que sufren.  Mas fácil le da un político funcionario dominicano a un "tigre" para que huela cocaína y beba ron que a un infeliz para que coma.

Todos los días paso unas cuatro horas de hambre para saber lo que se siente cuando alguien se me acerca con los labios cenizos y cuarteados solicitándome una ayuda para saciar su hambre.

Un día caminaba yo por la calle Padre Billini de la ciudad de Barahona, cuando me encontré de frente con un señor mayor vestido pobremente, mi corazón se aceleró al verlo y mi cerebro me dio la orden que lo ayudara, vi en el reflejada el hambre en persona, y el hambre que paso cada día.  Automáticamente metí mi mano en el bolsillo y saqué un billete de cien pesos y se lo ofrecí al hombre, éste lo tomó, lo miró incrédulo, luego lo besó, trató de esbozar una sonrisa y lo que mostró fue una mueca, parece que por tanta hambre se le había olvidado sonreír, trató de arrodillarse para darme las gracias y se lo impedí, me dijo:  -"Señor, a usted lo puso Dios en mi camino, yo tenía dos días sin comer por no encontrar cinco pesos para ir al comedor, con esto que usted me da podré comer allí por unas tres semanas.  Durante esos días buscaré trabajo, es que con hambre no se puede buscar nada en la vida.  Ya la gente pobre no le duele a nadie, los políticos cuando los logramos ver nos desprecian y en la mayoría de los casos  ni se dejan ver de uno, eso es en tiempo muerto, porque si están en campaña van a los barrios todos los días, se meten en nuestras chozas y hasta reparten comida y dinero para que votemos por ellos, cuando ganan se les olvida que los pobres existen y nos desprecian como si fuéramos la peor plaga del mundo.  Le doy las gracias por esta ayuda que usted me da y le pido a Dios que se los multiplique por mucho, le dé salud y felicidad a usted y su familia"-.  Con esas bendiciones el hombre me conmovió, ya que me mostró lo bueno y generosos que son los pobres dominicanos, el pobre hombre no tenía ni que comer y le pide a Dios por mí, cuando debería pedir por él.  
¡¡¡LA VERDAD SIN INSULTOS!!!
(HRCV)