Ayer me encontré con Yensy, de quien hace unos años hicimos varias denuncias porque dormía junto a su hermano en Parque Central de Barahona

By El Barahonero domingo, 11 de marzo de 2018 0 comments
Ayer en la tardecita estuve por el Mercado Público de Barahona, comprando ingredientes para hacer unas habichuelas con dulce, y me encontré con este joven, que quizás ninguno de ustedes se acuerdan de él.  Este muchacho, hace siete años, dormía junto a su hermano en el Parque Central de Barahona.

Desde el primer día que lo vimos iniciamos una gran lucha para tratar de rescatar a este niño, su hermano y otros muchachos de las calles de nuestro pueblo.  Ellos dormían y vivían en las calles de Barahona siendo muy pequeños.

Le dimos seguimiento a este muchachito y su hermano, los dos eran muy pequeños, hasta que logramos hablar con la madre, antes de hablar con ella creíamos que ella había abandonado sus hijos y que por ello vivían en las calles y no fue así.

La madre es una mujer muy trabajadora que hizo todo para ayudar a sus hijos y sacarlos de las calles, pero ellos, mientras ella trabajaba todo el día para mantenerlos, se le escapaban constantemente.  Cuando la conocí me di cuenta del gran drama que viven las madres solteras y trabajadoras para criar sus hijos.

Ayer cuando vi a Yensy lloré de la alegría al verlo tan bien y recuperado.  La madre tuvo que mandarlos para Haití por más de cinco años, ahora los trajo de regreso y ambos son jóvenes de bien, estudiantes y trabajadores.  Ahora ayudan a la madre en el negocio que ésta tiene.

Recuerdo que algunas personas para aquella época me decían que yo perdía el tiempo bregando con esos muchachos, incluso familiares muy cercanos decían eso, pero es obvio que no les hice caso y seguí y sigo ayudando a todo el que se cruce en mi camino.

Han sido decenas de muchachos los que hemos ayudado a través de los años.  Debo admitir que algunos se han perdido, pero la gran mayoría los hemos recuperado para bien de ellos, sus familias y la Patria.

Ayer este joven me dio un fuerte abrazo y me habló de cosas que yo no me acordaba.  Me acordó el día que otro muchacho le partió la cabeza y lo llevé al hospital, donde un doctor amigo le dio como quince puntos de sutura y hasta le compramos una antitética, en su cabeza tiene la marca de esa herida.

Les cuento esta historia para que entiendan por qué uno ayuda la gente sin siquiera conocerla, es nuestro deber cristiano hacer eso, como dice la palabra:  -"Has bien sin mirar a quien"-.  Son miles las satisfacciones obtenidas en todos estos años.  La "siembra" ha sido fructífera. Nuestro gran premio es cuando uno de esos muchachos que hemos ayudado nos abraza con los ojos aguados y nos dice:  -"GRACIAS".
¡¡¡LA VERDAD SIN INSULTOS!!!
(HRCV) Sharing is sexy

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