Una historia sin nombre en memoria de un tecato decente y trabajador

By El Barahonero viernes, 1 de mayo de 2020 1 comment
Esta historia se originó a principio de los años ochentas en un pueblo pequeño de New York, Estados Unidos de América.  La misma se trata de un buen hombre con problemas de adicción que nunca robó ni hizo lo mal hecho para suplir su vicio.  Haremos este relato sin nombres como una forma de guardarle respeto a un buen hombre, aquí les va:

Cuando llegué a New York, a principio de los años ochentas, lo conocí trabajando en "La Bodega Hispana", allí trabajaba él y yo era un cliente asiduo del lugar, él llenaba las neveras, bregaba con las carnes, hacía los sándwich y al terminar la jornada limpiaba el negocio.

El hombre también lavaba carros y los limpiaba por dentro por un módico precio, nadie lavaba los carros como él, yo fui su cliente por muchos años.  También limpiaba jardines y patios, cortaba gramas y hacía cualquier trabajo para mantenerse y mantener el vicio sin robar ni hacer lo mal hecho.

Nunca oí a nadie decir que ese hombre le robó, le vendió drogas o le invitó a que las usará.  Me di cuenta que él usaba drogas porque fuimos vecinos, teníamos un cuarto en el mismo piso al lado de la bodega donde él trabajaba, y varias veces le reclamé porque duraba mucho tiempo en el baño, a lo que me confesó que se inyectaba heroína y que tenía que echarse mucha agua para que no le diera una sobredosis, aquello me sorprendió bastante, pero como ya lo conocía y sabía que el hombre trabajaba duro para mantenerse seguí allí por un tiempo más.

Duramos alrededor de un año más como vecinos y nunca se me perdió nada ni se le perdió algo a alguien de los que allí vivían. Lo único que él hacía desde que se levantaba y al acostarse era que oía música de salsa, le encantaba Rubén Blades, Héctor Lavoe, Pacheco, Ismael Rivera, entre otros que estaban de moda en esa época, por eso cada vez que oigo a uno de esos cantantes me acuerdo de él.

Luego me casé y me fui a vivir a otro lado, seguimos siendo buenos amigos por más de veinte años.  Todos los fines de semana iba a mi casa y me lavaba el carro y el de mi esposa de entonces.  Ese hombre era un ser especial que cayó en las redes de las drogas y jamás pudo salir.  Recuerdo gratamente que en todos mis cumpleaños se aparecía en mi casa con un regalo, lo último que recuerdo me regaló fue un bolígrafo muy bonito, hasta parecía caro.  Así era ese buen hombre.

Todas las nochebuenas pasaba por la casa, cenaba con nosotros y le llevaba regalitos a mis hijas.  Nunca se propasó, nunca hablo duro, nunca hizo un escándalo o tuvo un comportamiento fuera de lugar, siempre se portó como un hombre decente a pesar de su adicción.

Una vez me presentó a una bella mujer como su novia, me extrañó porque él no era un tipo buen-mozo, alguien que estaba ahí cuando él me presentó la mujer se me acercó cuando ellos se fueron y me dijo que conocía a la tipa, que le dijera al mi amigo que esa mujer sonaba que tenía SIDA, para esa época empezaba esa pandemia, al otro día lo busqué y le dije lo que me dijo el amigo en común, su respuesta fue: -"De algo hay que morirse, un gustazo un trancazo-"; y se murió unos años después de esa terrible enfermedad.  Esto es un homenaje a un buen amigo que a pesar de los pesares fue un gran ser humano.  Ojalá Dios te haya perdonado.
¡¡LA VERDAD SIN INSULTOS!!!
(HRCV)


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1 comentarios for this post

  1. Interesante relato Hector, sigo tu pagina desde hace mucho y algo que me he preguntado es, por que despues que cambiaste el formato las fotos no quedan tan nitidas como antes? Seria mas interesante si las fotos que publicas aqui tangan mas nitidez, para mejor disfrute de esos bellos paisajes y calles de nuestra querida BARAHONA.

    Saludos.

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