Hace dos años falleció mi hija amada América y con ella murió una parte de mí
América tenía quince años cuando falleció. Su vida, aunque murió muy joven, fue un triunfo, eso parece una contradicción, pero no lo es, cuando ella nacio le faltó aire y por ello tenía problemas cerebrales, nunca habló y tenía retraso mental, solo le dieron un mes de vida, pero duró con nosotros más de quince.
Ameriquita era una niña amorosa, aunque a veces se frustraba al no poder hablar y se ponía incómoda. Nuestra hija fue un angelito que Dios nos dió por más de quince años.
Nadie está preparado para perder una hija o hijo, más cuando esa hija nunca cometió un acto indebido, nunca habló, nunca robó, usó drogas o tuvo vicios. América fue un ángel muy amado, que Dios nos dió para que amemos un ser especial.
Sé, por la vida que tuviste, que estás junto al Padre y eso me da tranquilidad espiritual. Cuando murió nuestra hija su madre, Kirssi Otaño, tus hermanos, hermanas y familiares sufrimos mucho los primeros días, luego pusimos todo en manos de Dios y eso nos ayudó bastante. Hoy te recordamos con inmenso amor y así te recordaremos siempre. ¡Dios es grande e inmensa su obra! ¡Gracias por todo Padre Amado!
¡¡¡LA VERDAD SIN INSULTOS!!!
(HRCV) Sharing is sexy
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