Historia de Blanquén y mi amigo José, en Barahona

By El Barahonero sábado, 21 de julio de 2012 8 comments
Héctor Rafelín Cuello...
Era una calurosa mañana de verano, en mi pueblo natal, Barahona, un grupo de jóvenes del barrio estábamos reunidos en una esquina planeando que hacer para refrescarnos y marotear algunas frutas que calmaran nuestra sed y apetito, el cual, para esos tiempos, era voraz.

Uno de los compañeros sugirió que fuéramos donde Blanquén, un señor mayor y cojo que cuidaba una finca de cocos y otros frutos, la cual quedaba al lado del matadero municipal de Barahona, en el camino hacia Saladillas.  Todos estuvimos de acuerdo, otro amigo dijo que después de marotear donde Blanquén podíamos seguir hacia la playa de Saladillas para darnos un buen baño y así "matábamos dos pájaros de un tiro".
  
Tomamos la ruta más cerca para llegar a Río Sito:  bajamos por la calle Carreras, doblamos la Santiago Peguero y luego doblamos a la izquierda en la Matos Falé, hasta llegar al Malecón.  Seguimos por el Malecón hasta entrar a la playa Palito Seco, al lado del hotel Guarocuya, y seguimos por la orilla de la playa hasta llegar a los linderos de la propiedad que cuidaba Don Blanquén.

Desde la cerca de palos y alambres de púa observamos para ver si podíamos devisar al cuidador fiel de la propiedad que ese día sería nuestro blanco, no lo vimos por parte y procedimos a brincar la cerca.  Ya del otro lado un par de los muchachos empezaron a subirse en las matas de coco que estaban repletas del fruto.  Cuando de la nada apareció Blanquén como a unos cincuenta pies de distancia, con un machete bien afilado en una mano y nos gritó:  -"Miren buenos gavilleros, deténganse  ahí que los voy a picar en pedacitos".

Todos salimos corriendo y brincamos la cerca, menos uno, José, éste nos gritó:  -"Muchachos, no huyan, no sean cobardes, que estos cocos son del proletariado"-.  Dudamos un poco, pero como ya estábamos del otro lado de la cerca, fuera del alcance del cuidador fiel, nos detuvimos a mirar que pasaría entre Blanquén y nuestro amigo.

José se quedó parado y, exhibiendo una valentía que nos sorprendió a todos, nos vociferó con un tono usado en esos tiempos por los jóvenes comunistas:  -"Ya les dije compañeros, no huyan, estos cocos son del proletariado"-.   Blanquén se le fue acercando y cuando ya estaba a unos pasos de nuestro amigo  levantó el machete y le dio por el pecho que todos pensamos que lo había partido en dos.

Gracias a Dios no fue así, Blanquén solo le había dado un soberano planazo que retumbo en todo aquello.  Nuestro amigo se volteó y mientras brincaba la cerca ágilmente, gritó:  Muchachos corran, que este viejo imperialista no come cuento ni cree en relajo.  Ese día nos quedamos con hambre y sed, pero nos fuimos a Saladillas y nos dimos tremendo baño, mientras nos reíamos de lo sucedido.  Al amigo José se le quedó el machete marcado en el pecho y un "roco roco" que le duró casi un mes.

Nota del editor:  esta es una historia verdadera que ocurrió por los años setenta, cuando los jóvenes de la época nos divertíamos sanamente y sin hacerle daño a nadie.  ¡Qué tiempos aquellos!
¡¡¡LA VERDAD SIN INSULTOS!!!
(HRCV)
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8 comentarios for this post


  1. Eurípides Velázquez V.
    11:39 a. m., julio 21, 2012

    Me gustó la historia mi compadre, un relato verídico que la mayoria de nosotros en algun momento atravesó por uno de esos episodios hoy parte de nuestro pasado juvenil. En estos momentos me preparo para viajar hacia Boston, te comento después. Salud y suerte.

  2. Gracias mi compadre, esto es solo un relato de cosas que pasamos cuando jóvenes y es muy grato recordar.
    Que tengas buen viaje y que Dios le bendiga.

  3. BUENOS DIAS HECTOR!

    QUE LINDO ES RECORDAR!ME GUSTA ESTO!QUE BELLOS TIEMPOS.
    UNA BELLA HISTORIA DE LAS PASIONES DE LA JUVENTUD, ENTRE EL MAROTEO Y LA INOSENCIA, ALEJADA DE LA MALDAD;
    ASI ERA NUESTRA JUVENTUD, UNIDA EN CONVIVENCIAS QUE FORTALECIAN LA AMISTAD Y EL CARIÑO DE CADA UNO DE NOSOTROS.
    BENDICIONES...

  4. Muy buen relato, como si lo estuviera viviendo!!!

  5. Bebeto, recordar es una de las mayores virtudes que tiene el ser humano. Que bueno este relato es de su agrado; son vivencias que nos transportan al pasado, que, para mí, es mejor mil veces que el presente que vivimos.
    Eran otros tiempos, eran otros los hombres.
    Dios le bendiga.

  6. Gracias José. Esta historia es parte de nuestra vivencia en los tiempos de juventud.
    Gracias por el comentario y que Dios te bendiga.

  7. J,AJ,JA,JA,JA...que experiencia inolvidable tuviste...yo tuve una aqui en Santo Domingo, eramos un grupo de muchachos, teniamos promedio 14 años y estabamos cazando ciguas con tira piedras, nos adentramos en el jardin botanico entre los barrotes de la verja, el parque aun no estaba inagurado, llegamos hasta el jardin japones donde un sereno nos sorprendio y nos dio una carrera casi hasta la verja...en mi vida nunca habia corrido tan rapido, creo que ni cuando pertenci a la academia militar corri tan rapido....ja,ja,ja. NO regrese al Jardin Botanico hasta muchos años despues de haber sido inagurado. Que sano eran aquellos tiempos...Hasta para ver una pelicula en el cine clasficada "R" era un lio para nosotros, ahora estos muchachos de hoy en dia ven en el internet cosas que nosotros debimos esperar a ser adultos.

    Un abrazo.

  8. Alex, estas son cosas que nos pasan y que uno nunca las olvida.
    Gracias por el comentario y por compartir tu anécdota con nosotros.
    Dios te bendiga.

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